Nopales
- homoigni
- 21 feb 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 22 feb 2023
Hoy es relativamente fácil mirar las desgracias humanas en el ámbito material. Un video de 30 segundos nos muestra mucho más que párrafos y párrafos de notas periodísticas. Sin embargo, todo termina pronto con un rítmico deslizar de pulgar sobre la pantalla del teléfono. ¿Somos más empáticos que antes por estar expuestos a mayor detalle y variedad de contenidos? Miramos como nunca, pero, ¿observamos? Sospecho que con tanto que vemos lo que retenemos es poco, escurridizo y superficial. ¿No será que vamos de generalidad en generalidad sin profundizar en nada? Quizá por eso dicen, “el diablo está en los detalles”.
La serie de temblores ocurridos en estos días en Turquía y Siria nos proponen un evento un poco más relevante que lo común dentro de las redes sociales. Ya no es un video de 30 segundos, sino varios de un poco más.

Quizás no abone mucho, pero quisiera hacer una breve nota sobre el hecho de que con sucesos así la vida nos presenta una oportunidad de cambiar, de mirar diferente. Copio casi textualmente una memoria mía del 2017, capturada unas semanas después del temblor ocurrido en México el 19 de septiembre, que yo, y casi todos los que conozco, vivimos de primera mano. A varios de nosotros nos cambió profundamente, a varios otros no tanto.
“
Las experiencias nos enseñan. Tenemos que aprender a verlas. Lo que pasó fue algo sumamente bello y hermoso. Dios nos mandó este temblor. Gracias por confiarnos la posibilidad de valorar de nuevo lo que importa y darnos un break emocional y geográfico para ver la realidad de la gente, cómo vive, cómo sufre, cómo se une, pero sobre todo, como es. Vimos la esencia humana al máximo.
De pronto cualquier mano era la de un soldado. “Un soldado en cada hijo te dio”. Combatimos contra lo que hemos sido y lo que somos. Y nos mantenemos fuertes ante lo que nos podría pasar.
Más de una vez he visto en unos cuantos días lo que nunca en mi vida. Un nopalero cortando su mercancía para entregarla a sus vecinos. Más de una vez vi gente cargando cosas que no son cargables, pero de pronto cambiaron esa condición. Una mañana, todo se volvió de humo, pero la ciudad tembló más fuerte por los pasos de los mexicanos.
Por primera vez vi mi despensa completamente vacía. Visité Xochimilco. Conviví con gente querida como nunca. Comí jamón de cerdo en un sanguich con dos tipos diferentes de pan, me mojé y me sequé. Sentí calor y frío al mismo tiempo. Aprendí de un maestro de obras y me hice su amigo. Dejé de sentir miedo en mi país. Las calles más oscuras se volvieron un vecindario. Vi la luz en los ojos de la gente. Me tragué mis lágrimas con sus agradecimientos. Me “cagué” de tanto voluntario. Me sobresalté por ver a mi hermano caer de un techo y salir ileso. Me encontré a un amigo que se encontró a sí mismo. Formé una brigada y juntamos 15 toneladas. Vi una rata muerta. Comí con las manos sucias. Corté barilla. Me acordé que tengo espalda baja. Y cuerpo. Sentí mi cuerpo vibrar con los mazazos. Aprendí que mazo también se dice morro. Recé un rosario mientras cargaba una carretilla. Comí un plátano en la calle y una coca en el coche. Sentí miedo de muchas cosas y al final me di cuenta que el miedo era yo mismo. Lo apagué y de pronto vi todo eso: un helicóptero, un poste derribado, una bolsa de vidrios, cadenas infinitas, casas caídas, gente sonriendo y mucha imaginación. No vi memes.
Yo soy tu hermano. Soy el que ha cambiado su perspectiva y cuyo corazón late como nunca.
Lo que vi es para seguirlo viendo mientras estemos con vida.
”
Espero que dentro de toda la miseria en el Medio Oriente, haya gente entregándose verdaderamente a los demás. No creo que exista en la vida algo mejor que hacer. Y no se requieren de temblores para que eso pase.
Brille para ellos la luz perpetua.




Comentarios